Antes de leer este artículo y de forma introductoria, te recomendaros la lectura del anterior:
El dolor de hombro (I): causas, síntomas y tratamiento
“Las lesiones de hombro son la tercera causa más común de consulta a nivel músculo-esquelético en atención primaria, tan sólo por detrás de la espalda en conjunto, y el cuello“
(Steuri et al, 2017)
Como indicábamos en el primer artículo de esta serie dedicada al dolor de hombro, sus síntomas son diversos, pero hay uno que suele estar implicado casi siempre, el arco doloroso o síndrome de pinzamiento (Impingement). No sería hasta 1983 cuando Charles Neer acuñaría esta palabra-diagnóstico, según sus estudios observacionales, el 95% de las rupturas tendinosas del manguito rotador se debían a un impingement subacromial (SIS), o pinzamiento de los tendones del manguito rotador en su porción anterior debido a la disminución del espacio disponible para dicha estructura. El manguito rotador realiza varias funciones, incluyendo la abducción glenohumeral, la rotación interna y externa; además de estabilizar la articulación y controlar el desplazamiento de la cabeza del húmero. A nivel anatómico está compuesto por los músculos redondo menor, subescapular, infraespinoso y supraespinoso…
Como se puede apreciar en la imagen, el espacio subacromial se modifica reduciéndose especialmente cuando el brazo realiza una abducción, despertando dolor en el arco que va desde los 60° a los 120°. Al levantar el brazo, el tendón del supraespinoso se desplaza anteriormente quedando así comprimido debajo del acromión y la bolsa subacromial. Muchos estudios se han centrado en el supraespinoso, ya que, mejorar su fuerza y activación en ciertos casos puede ser muy bueno.
La aparición de una lesión del manguito de los rotadores puede tener graves consecuencias para la articulación del hombro, ya que las solicitaciones transmitidas normalmente al húmero, a través de los tendones del manguito desaparecen, y la densidad ósea en esta zona disminuye produciendo una osteopenia local, lo que dificulta posteriormente la reparación del manguito.
Su mecanismo de producción también es multifactorial, entre ellos se encuentran la falta de movilidad articular, patrones anormales de movimiento, luxaciones, lesiones nerviosas, contracturas capsulares, las anormalidades anatómicas y los desequilibrios musculares; y es, en éstos últimos, donde nos vamos a centrar:
La primera fuerza desestabilizadora del hombro es el músculo deltoides, que lleva la cabeza humeral hacia arriba. Si este es mucho más fuerte en relación al resto de músculos de la articulación es evidente que aparecerán los problemas. Diversos autores mencionan una alteración neuromuscular entre el pectoral y el deltoides anterior en movimientos de aducción(Frans Steenbrink et al, 2010). De hecho, en es muy frecuente encontrarnos en los gimnasios con usuarios que manifiestan dolor en ejercicios específicos para pectoral como pueden ser el press banca o las flexiones. Y es que, en estos casos, suele ocurrir que, la co-activación del deltoides anterior es tan alta que acaba superando la activación del pectoral mayor.
La relajación de la porción larga del bíceps braquial produce una traslación de la cabeza humeral y, consecuentemente, un estrechamiento del espacio subacromial.
Los estabilizadores de la escápula juegan también un papel muy importante en el mantenimiento del centro de rotación glenohumeral durante el movimiento, elevando el acromion durante la rotación del hombro para incrementar el espacio. La diskinesis de la escápula es definida como una anormalidad en el movimiento y posición de reposo de la escápula, y ha sido asociada con diferentes patologías del hombro, entre ellas, la inhibición del músculo supraespinoso.
El serrato anterior produce un campaneo externo de la escápula, inclinación posterior y rotación externa. Esto conlleva un aumento del espacio subacromial. Los distintos estudios de análisis electromiográficos (EMG) sugieren que aquellos con hiperactividad del trapecio superior tienen menos activación del serrato. Este incremento en la actividad del trapecio superior puede contribuir a la inclinación anterior de la escápula y a una excesiva elevación disminuyendo el espacio subacromial. Esto nos lleva a la importancia de restaurar el normal funcionamiento del trapecio medio e inferior, así como los serratos.
El correcto funcionamiento del hombro requiere un delicado equilibrio entre la movilidad y la fuerza de los distintos grupos musculares. Las rutinas de entrenamiento clásicas a menudo descuidan estos aspectos. Además, todos sabemos del abuso de volumen que existe en el entrenamiento del tren superior en las salas fitness. A la colocación del hombro en posiciones más que peligrosas en ejercicios muy habituales, se añade que, para entrenar los músculos del tronco como el dorsal o el sobreexplotado pectoral, hay que utilizar nuestros hombros.
Ante la presencia o sospecha de cualquiera1 de estas alteraciones musculares es clave que se aborde de forma urgente antes de que se produzca la lesión. Un entrenador personal cualificado puede, a través de una batería de test (o EMG), valorar la musculatura periarticular del hombro afectado; en Sano Zafra somos expertos en identificar patrones disfuncionales y seleccionar ejercicios para recuperar la movilidad, la estabilidad y el balance muscular.
Fuentes:
– Frans Steenbrink et Al, The relation between increased deltoid activation and adductor muscle activation due to glenohumeral cuff tears.
– Steuri, R., Sattelmayer, M., Elsig, S., Kolly, C., Tal, A., Taeymans, J., & Hilfiker, R. (2017).
– GymFactory – Laboratorio de entrenamiento. Hombro doloroso: es hora de decirle adiós al impingement
– Power Explosive – Dolor de hombros (parte III)
– Imagen: https://readytogetbetter.com/shoulder-impingement-syndrome/